Conocemos perfectamente quienes son desde Pink Floyd, Bruce Springsteen hasta la más actual Naty Peluso o C. Tangana, pero… ¿sabes quiénes diseñaron sus carátulas y qué cuentan? Las portadas de discos nos ofrecen un paradigma visual muy interesante que nos permite analizar y ver cómo ha ido evolucionando la historia visual a largo de los años. Hablemos de los comienzos y de cómo ahora los artistas más influyentes lo están contando.
Todo comenzó en New York.
Era 1939 y un chaval de New York de 23 años se atrevió a cambiar todo el paradigma de venta de los discos de vinilos. Él fue Alex Steinweiss, un joven que transformó la clásica bolsa de kraft con una abertura en el medio que dejaba leer la etiqueta del disco y propuso imprimir una ilustración para destacar mejor los discos de la productora Columbia Records (para la cual trabajaba). Este diseño permitió que el público identificara la música que contenía el vinilo de una forma fácil y sencilla, ya que ayudaba averiguar qué tipo de música podría ser sin escuchar el disco, revolucionando para siempre la industria y disparando las ventas un 800%.
«Amo tanto la música y tenía tal ambición que estaba deseoso de ir mucho más allá de lo que diantres me pagaran.
Quería que la gente mirara la obra artística y escuchara la música.» Alex Steinweiss.
Alex fue un gran diseñador vanguardista de las carátulas de vinilos inspirado sobre todo por el movimiento Art Deco y con cierto aroma al Constructivismo. En ellas predominaban sobre todo los colores contrastados, fotomontajes y fotografías a duotono, donde creaba una atmósfera muy colorida y vanguardista, haciendo de ellas piezas artística únicas. Desde entonces y hasta que se jubiló diseñó unas 2.500 portadas y abrió la puerta a una nueva profesionalización para los diseñadores y artistas de entonces. Esto llevó a traer grandes nombres al diseño gráfico como Kevin Reagan, Storm Thorgerson, Peter Blake o John Pasche (conocido popularmente por diseñar la famosa lengua de los Rolling Stones). Aunque el formato ha ido cambiado del vinilo al compact disc y hasta las plataformas digitales, la importancia y el diseño de este siguen impolutos e incluso teniendo cada vez más importancia, ya que la llegada de la revolución digital hace que cada sencillo sea relevante.
El neo-costumbrismo ha llegado.
Todo esto causa un efecto en la sociedad en la que vivimos ya que desde siempre el interés por cómo habitamos y las costumbres de cada lugar es una constante histórica que se repite y siempre de alguna forma u otra aparece en la literatura y en la pintura. En el pasado, la llegada del romanticismo vivificó esta corriente aportando a la tradición española el punto de vista que desde fuera se tenía de nuestro país y que hoy parece que se presume con orgullo desde la música a través de artistas como Rosalía o C. Tangana entre otros. Centrándonos en este último, destacamos su disco «El Madrileño» y todas las portadas que sus sencillos nos han traído, que nos recuerdan mucho a la parte más costumbrista de Goya y a otros artistas de este movimiento del siglo XIX, donde se plasmaba el día a día. El encargado de llevar a cabo las últimas carátulas del «pucho», es el artista urbano Iván Floro quien ha elevado estas portadas a auténticas obras de arte, pintadas al óleo y con cierto aire impresionista. En ellas y a través de las canciones podemos descubrir esa España castiza, de recuerdos de la infancia y vivencias presentes, como ya dijo Jorge Drexler «nada se pierde, todo se transforma» y donde el autor quiere transmitir un vínculo identitario con los orígenes de la música española y la propia vida del artista, cosa que Iván ha sabido plasmar a la perfección con esta serie de portadas.
Que la propuesta en este sentido funciona es evidente, ha sabido huir de la escena urbana y del trap actual, una tendencia que ha pegado demasiado fuerte y que roza el mainstream, incluso influenciando en la moda dando total protagonismo a la identidad y a las marcas, sin criterio y con cierto aire de banalidad. El mérito desde luego es sobre todo por haber logrado un equilibrio entre la tradición y las historias que nos resultan familiares y donde, muy inteligentemente, C. Tangana ha sabido huir de la estética del trap y unirse con Little Spain como agente cultural, para construir y dar una imagen de España distinta a la clásica.
Las portadas del cambio.
En este sentido, podemos afirmar claramente que las carátulas son la expresión por excelencia de una generación en cada punto de la historia y que siempre representará una época en su tiempo comunicando su realidad. En el futuro nuestro mejor libro de historia visual será la perspectiva que nos regala la parte más visual de la música: sus portadas.